Cine para nadie

Plenos años de héroes americanos como lumbreras moralizadoras de la sociedad han terminado. Watchmen asesinó el sueño americano, y lo volvió una pesadilla.

Esta película, dirigida por Zack Snyder, no cuenta la historia de como un grupo de super-héroes consiguen salvar la situación por medio del uso del bien, ni mucho menos una visión idealizada de la realidad. Watchmen se ha vuelto una humanización del subjetivismo moralista de los super-héroes.

El Comediante (Jeffrey Dean Morgan) ha muerto, y alguien tiene que resolver el crimen. Rorschach (Jackie Earle Haley) es el encargado de esa tarea. Rorschach es un ex super-héroe amargado, que busca justicia sobre todo y a todo precio. El tiene unos principios incorrompibles y la férrea determinación de castigar a los culpables, y los traumas de una infancia como hijo de una prostituta que atendía clientes delante suyo. El ve a la sociedad en decadencia y lo horroriza.

Rorschach teorizará al respecto de la muerte del comediante, e intentará advertir a sus ex colegas con los cuales combatía el crimen anteriormente. Avisará a Búho Nocturno (Patrick Wilson), al Dr. Manhattan (Billy Crudup) y a su novia Espectro de Seda (Malin Akerman). También esta Ozimandias (Matthew Goode), conocido como el hombre más inteligente del mundo, el cual es advertido de una supuesta conspiración por Búho Nocturno.

El trama se presenta simple al inicio pero, con el pasar de la película, se irán descubriendo las facetas siniestras en cada uno de los super-héroes, los cuales han perdido su fe en el sistema y viven en una sociedad decadente. Otro elemento importante de la película es el contexto histórico en el que viven, donde Estados Unidos ha ganado la Guerra de Vietnam, con ayuda del Dr. Manhattan y el Comediante, y se encuentra atascado en la plena tensión de la Guerra Fría con Rusia. Es ahí donde entrará en acción un plan totalmente descabellado de uno de los super-héroes por frenar esta situación de una manera muy poco convencional pero efectiva.

Watchmen es la humanidad en su más bajo nivel; es la dicotomía del bien y el mal, descrita por las teorías de Freud o los conceptos del Ying yang, adaptada a un mundo post-modernista de fantasía. Esta es una película que no se pueden perder.